martes, 10 de mayo de 2011

En ti

Pienso en ti, en tu ausencia;
en los días cuando reíamos e íbamos con prisa a despedirnos,
en las noches que ya no estarán y en las que sonreía recordándote,
en ese anhelo desmesurado por tu compañía y en mi timidez al tenerte cerca.
pienso en tu extraña lengua, esa que tanto quería; cuando miraba tus ojos por descuido y quería repetirlo; pienso en tus palabras de ánimo... Ahora estoy a punto de llorar, qué mal está mi alma, muere intoxicada de veneno, mis entrañas se roen por mi bilis, esa que produzco por odiarme.

Sufro por esto que he hecho, pero de verdad te quiero y lo repito, no mereces a un ser tan despreciable como yo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Regresar

Frente a mí está el amor verdadero;
es un espejismo, sólo una imagen de la cual quisiera apoderarme.
Yo, he decidido no luchar más por obtenerlo, es una farsa o quizá yo sea una cobarde.
Me sumergí en aquel laberinto intentando llegar hasta él, pero me perdí y aquí estoy malherida queriendo ver la luz de aquel desconocimiento; no quiero poco, todo o nada.

Estoy cansada de luchar, de ansiar lo prohibido. Aún están las huellas tuyas en mi corazón.

Ya no vale de mucho, me dí la vuelta y me estoy marchando... Pero podría girar y comenzar de nuevo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Sonreirle a lo que fuere.

Si realizar mis sueños pudiera, contigo lo haría.
Maravilloso sería abrir mis ojos y ver tu rostro.
sonreirle al alba, a la bóveda celeste manchada de tinta oscura, a lo que fuere;
besarte y suspirar, mirarte y disiparme.

Plasmarte en mis versos, acariciar tu cuerpo,
vivir, sufrir, si es a tu lado, paraíso es.

Te amo, te anhelo; mi futuro incierto, mi tiempo ansiado.
Pupilas hondas de mi alma, recubrimiento de mi bienestar.
Te amo, te amo, te amo...

martes, 3 de mayo de 2011

A Ella

Invisible, fiel, sincera, buena consejera;
Nunca me deja, ella es la creadora de los pensamientos atroces,
la dadora de vida a la eterna melancolía.
La que me abre los ojos cuando creo todo perfecto,
la que me acaricia el rostro y seca mis lágrimas en aquel rincón de mi casa,
la que ha visto todo, la que me conoce en vastedad.

Ella es mi verdad, mi dama venerada;
la fría piel que recubre el cuerpo de la profundidad,
la inspiración de mis noches, la oscuridad de mi habitación.
Ella es la danzante de aquellas tonadas graves y macabras.

No la dejaré, no me dejará. Yo le escribo a ella, a mi hermosa soledad.

lunes, 2 de mayo de 2011

Muerto.

Yo no paraba de hablar, nadie quería escucharme; recorría el lugar en busca de alguien que me aceptara y compartiera lo que yo sentía pero era inútil. No había nadie, todos eran dedos que apuntaban y bocas que reían a carcajadas, ceños fruncidos y cuero cubriendo espíritus jóvenes.

Por la noche la situación no era tan diferente pues yo me sentía igual de mal, igual de sola.

Ese líquido que salía de mí, tenía un sabor terrible; yo me lastimaba a mi misma y no sé por qué.

Era un dolor tan agudo y crónico, mi cuerpo y mi alma se desvanecían entre alcohol y miseria.

Aún es igual, soy un muerto que deambula por las calles en busca de la nada. Y no me importa, porque de todas formas esta vida no tiene sentido.

Recordarte.

Recordar es mi tormento; es verte y verme feliz, es sentir de nuevo esa esperanza de estar siempre junto a ti y comprender que ya está muerta. Es sentirme vacía y creer que tal vez cometí un error.

No, no me gusta recordarte, peor aún es llorarte todavía, ya después de tantos meses.

Es una tortura soñarte como todo era antes, es doloroso pensar, que si estuvieras cerca quizá estuviéramos juntos, porque nuestro amor o por lo menos el mío aún quema.

Es mirarte a través de la ventana mientras te marchas, es quedarme callada y no decir nada, mejor, porque ya consideras una falacia mis sentimientos.

Por eso no hablamos, soportamos el dolor de estar separados y supongo, así será siempre pues ya no hay marcha atrás.

Mi condena

Eres tan indiferente, yo hago lo que puedo por traerte y solo me ignoras;
miro aquellas hojas y no entiendo por qué te has ido.

Me empeño, sufro y te imploro más solo obtengo tu mirada altanera,
intento rescatarte de ti mismo; te pienso por horas, no logro mi objetivo.

¿Aún estas aquí? ¿Seguiras a mi lado? tan solo déjame utilizarte por ultima vez.

¡Maldita sea, ya sé lo que es!
Mis palabras no midieron cosecuencias y ahora el ha cumplido.
Te han quitado de mi ser, mis manos no volveran a ser las mismas, mi talento lo han apagado y ahora yo pagaré mi condena.